A esta etapa se le llamó los años del cine
independiente. A principios de los años sesenta, una nueva generación de
críticos de cine mexicanos comenzó a hacer notar públicamente la
necesidad de renovar las prácticas de una industria moribunda.A
diferencia de otros tiempos, los críticos de los sesenta no se sentían
obligados a defender al cine mexicano por un simple nacionalismo. Lo
realizado en Europa y otras latitudes colocaba al cine de nuestro país
en un lugar muy desventajoso.
El público también había cambiado. Con más acceso a otros productos fílmicos y a la televisión, la clase media había abandonado al cine mexicano en favor de las películas hollywoodenses. Sectores de la población más sofisticados preferían las novedades de la vanguardia europea.
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) inició en los años sesenta un importante movimiento en favor del cine de calidad. La UNAM fue pionera en la creación de cineclubes en México y en 1963 fundó el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), primera escuela oficial de cine en nuestro país.
Dentro de ese panorama, surgió en México una importante corriente de cine independiente, cuyo primer antecedente había sido la experiencia de Raíces (1953). Un grupo de jóvenes críticos mexicanos y españoles -siguiendo un poco el ejemplo de sus colegas franceses- iniciaron este movimiento con la filmación de En el balcón vacío (1961), de Jomí García Ascot.
La experiencia de En el balcón vacío (1961) alentó la celebración, en 1965, del Primer Concurso de Cine Experimental de largometraje, convocado por la industria cinematográfica. De este concurso - y del segundo, en 1967- salieron nombres como Alberto Isaac, Juan Ibáñez, Carlos Enrique Taboada y Sergio Véjar, quienes desarrollarían parte importante de su carrera en los años setenta y ochenta.
El público también había cambiado. Con más acceso a otros productos fílmicos y a la televisión, la clase media había abandonado al cine mexicano en favor de las películas hollywoodenses. Sectores de la población más sofisticados preferían las novedades de la vanguardia europea.
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) inició en los años sesenta un importante movimiento en favor del cine de calidad. La UNAM fue pionera en la creación de cineclubes en México y en 1963 fundó el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), primera escuela oficial de cine en nuestro país.
Dentro de ese panorama, surgió en México una importante corriente de cine independiente, cuyo primer antecedente había sido la experiencia de Raíces (1953). Un grupo de jóvenes críticos mexicanos y españoles -siguiendo un poco el ejemplo de sus colegas franceses- iniciaron este movimiento con la filmación de En el balcón vacío (1961), de Jomí García Ascot.
La experiencia de En el balcón vacío (1961) alentó la celebración, en 1965, del Primer Concurso de Cine Experimental de largometraje, convocado por la industria cinematográfica. De este concurso - y del segundo, en 1967- salieron nombres como Alberto Isaac, Juan Ibáñez, Carlos Enrique Taboada y Sergio Véjar, quienes desarrollarían parte importante de su carrera en los años setenta y ochenta.
Aquí se muestra un video de la película el santo en el museo de cera, gravada en 1963:
Finales de los 60
La popularidad de la television empezó a formar otro tipo de
entretenimiento para el público. La televisión pero en especial la
telenovela se conviertió en la opción natural de entretenimiento en
México. La telenovela vino a sustituir al melodrama cinematográfico y
una nueva generación de mujeres sufridas de la televisión como eran:Irma
Lozano, Silvia Derbez, Blanca Sánchez, María Rivas sustituyendo a sus
antecesoras cinematográficas Marga López, Rosario Granados y Libertad
Lamarque. Esta
época fue recordado por los subproductos que la industria comercializó
en esos años: cine de luchadores, inicio de actores como son Mauricio
Garcés, el Piporro y las vaciladas de Viruta y Capulina. En el panorama
dominado por la antena televisiva dejo al cine un lado llevandolo a las
pequeñas sales de cineclub, a los oscuros festivales internacionales, y
al prestigio dudoso de un cine que muy pocos vieron en la época en que
fue realizado.
años 70
En este
periódo al cine mexicano le fue muy mal, debido en mayor parte al abuso
del poder del gobierno de Luis Echeverría y José López Portillo. Ya que
se colocó a Margarita López Portillo al frente de la Radio, Televisión y
Cinematografía; ella no tenía experiencia en este campo y limitó los
recursos que se destinaban al cine. Los cineastas fueron afectados por
la represión política; éstos, aunque tenían cierta libertad de
expresión, nunca pudieron reflejar las inquietudes y realidad en la que
se vivía en esos periódos por lo que sus películas se redujeron a ser
picarescas y sin pretenciones; estas películas no eran buenas por lo que
el público generalmente no asistía a verlas. Por otra parte, las pocas
producciones independientes y que intentaban tener un punto de vista mas
libre, más abierto, mas entretenido, no eran aceptadas por el gobierno o
en su caso, las limitaban ejerciendo presión sobre las salas o cines
donde se exhibían.
En
terminos generales se puede decir que en esta epoca el cina mexicano
estaba manejado por el gobierno, ya que tomo el poder con la televisión y
la radio como medio de comunicacion al pais y que como ya se menciono
estaba muy limitado y aunque tambíen las producciones independientes
estabn limitadas por el gobierno; fueron las que hicieron mejores
producciones de esta epoca, comparandolas con las demas que se hicieron y
un poco las de Luis E. fueron buenas, pero todo empeoro cuando José
Portillo puso a su hermana Margarita como directora de RTC, que hizo que
el cine mexicano tocara fondo.
Se
trató de internacionalizar al cine mexicano trayendo a directores
extranjeros a filmar a nuestro país. Se dejó de apoyar a los directores
que habían producido filmes de éxito en el sexenio anterior. A final de
cuentas, el presupuesto oficial para el cine mexicano desapareció en la
deuda externa.
Mientras tanto, aprovechando un cambio favorable en las políticas de exhibición, surgió una nueva industria cinematográfica privada, la cual en pocos años se adueñó del mercado mexicano. Esta industria -caracterizada por producir películas de bajo costo, en muy poco tiempo y con nula calidad- prosperó y se enriqueció a lo largo de la década de los ochentas.
Mientras tanto, aprovechando un cambio favorable en las políticas de exhibición, surgió una nueva industria cinematográfica privada, la cual en pocos años se adueñó del mercado mexicano. Esta industria -caracterizada por producir películas de bajo costo, en muy poco tiempo y con nula calidad- prosperó y se enriqueció a lo largo de la década de los ochentas.
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